10.9.08

Congelando momentos (I)

Nada le gustaba más de ella que esa sonrisa nerviosa y tímida que crecía como crecen las cosas oscuras, primero lentamente para terminar con un brusco golpe de luz que llenaba todo su rostro. Siempre ocurría lo mismo, y le encantaba ver el lunar de su labio estirarse hasta romper las barreras de lo tangible. Nada le gustaba más que el casi inapreciable gesto que solía hacer con su boca cuando algo no le acababa de gustar del todo. Nada le gustaba más que la caída que tenía el pelo sobre su cara y esa zona atrapada entre los rizos etéreos que cubrían su cuello. Nada le gustaba más que las partículas indescriptibles que desprendía y se clavaban en su cerebro arremolinándose en complicados dibujos de sensaciones.

¿Cómo iba a elegir? Si es que le gustaba todo.

2 comentarios:

Mk dijo...

Saber explicar a la perfección esas pequeñas cosas que hace que te enamores locamente...

Besos

* Sweet sacrifice * dijo...

Bonitaaaa!!! ^^