5.9.08

Love's Requiem

Dijeron un vez que sólo se acercaban a ti los valientes y tenían razón. También que estar a tu lado es la mayor tontería que puede cometer un ser humano y no quiero creerles.
Me avisaron, una y otra vez, e incluso yo, después de que te marchases por última vez prometí no volver a creer en ti, prometí olvidarte, enterrarte y esconderte en esa cajita de acero blindado que todos tenemos dentro. Pero como siempre las promesas acabaron por desvanecerse, tal y como se desvanecen las gotas de lluvia al tocar el suelo.

Me hice una gran promesa a mí misma que duró lo mismo que duran las tormentas de verano y volví a verte reflejada en muchas miradas, en muchas sombras, en mis sueños más profundos y en cada uno de mis pensamientos. Me hice la promesa más grande de todas y la rompí de la manera más rápida. No pude evitarlo, ocurrió de golpe, tan rápidamente que no tuve tiempo a reaccionar, entraste en mi mente e implantaste tu ley, desbarataste mis planes hasta ese momento y sentí miedo mucho miedo, pero también conseguiste que una sonrisa ya olvidada iluminase de nuevo mi cara... y entonces deseé esconder ese miedo, hice un intercambio... y volviste de nuevo a la cajita de cartón resquebradizo y húmedo que está en la parte más débil de mi corazón.

Y es que cuando la gente te detecta no hay marcha atrás, nadie desea separarte de ti, sólo quieren beber y beber y empaparse de esas chispas de energía que desprendes, de esa sensación indescriptible, de esas ganas de vivir que nos inyectas, de las maravillosas horas que nos haces pasar... y sólo eso compensa con creces el miedo que lanzas entre sonrisa y sonrisa, compensa con creces el miedo que nos quema por dentro, el miedo que nos puede llevar a fracasar ya perderlo todo... y ya no queremos dejarte, te agarramos fuerte entre nuestros brazos y pasamos a depender de ti.

Y a pesar de todo, a pesar de todo, ya NO me importa nada, no me importa lo que he sufrido en ocasiones anteriores, no me importa el daño que me has hecho, no me importan las lágrimas, no me importa el dolor, no me importan las víboras venenosas que nadan entre nosotras, ni siquiera me importa la posibilidad de romperme en cachitos ínfimos y no me importa porque ya no tengo miedo de nada salvo de perderte otra vez...

¿Alguien que no tiene nada tiene algo que perder? Yo creo que NO.

Cuando te encontré, recuperé la inocencia, la pureza, encontré en ti un signo de pureza... la utopía perfecta, te miré y me vi reflejada en tus ojos... y... y sentí que tú te veías a ti en los míos... y eché a correr... eché a correr a tu lado, sin separarme de ti...

Y sin esto, sin esta pequeña (enorme) señal de que el mundo merece la pena... las cosas serían grises e impasibles y nada tendría sentido. Yo no quiero vivir por vivir, no quiero arrastrarme con la cabeza baja por el mundo... quiero VIVIR con todas las letras y con todo lo que conlleva.

Así que no hagáis caso de esa promesa que hice un día. Olvidaros de ella. No vale nada... es el momento de retirar esas palabras y seguir a su lado (Porque me da alas)

2 comentarios:

* Sweet sacrifice * dijo...

JuU... Qué bonito ^^

Mk dijo...

La verdad es que de nada sirve poner paredes ante el amor sea como sea nos llega y no podemos evitar seguirlo con locura y enormes ganas de amar.

Precioso, besos.