4.11.09


LADY OF THE FLOWERS



Sujeto Nº34

Fecha de entrada en el proyecto: 15/07/1997
Antiguo nombre: Elisa de Pablo Leonardo.
Código de barras: 220889
Edad de entrada en el proyecto: 17 años.
Motivo de entrada: Múltiples violaciones sufridas entre los 14 y los 17 años.
Esperanza de curación: Prácticamente nula.
Doctor asignado: Angus Bernat.
Local asignado: Cúpula de Cristal.



- ¿Alguno de los aquí presentes pueden decirme cuál es la más poderosa de las drogas? –dijo dando una vuelta sobre sí mismo y situándose mirando a los ojos a todo el auditorio-. ¿Nadie?


La sala estaba completamente llena. Unos trescientos ojos negros lo miraban con curiosidad y atención esperando sacar algo en limpio de aquel seminario. El techo del auditorio estaba repleto de goteras y el terciopelo de las butacas gastado por el uso. El doctor se encontraba sobre el escenario, delante de un atril ocupado por varias hojas amarillentas. Encima de él se elevaba la cúpula de cristal, tal vez lo único bueno que se conservaba de aquel lugar. Llovía. Él pensó que tal vez no era el mejor día para enfrentarse a aquella masa uniforme de almas vagabundas.
El silencio que se sucedió después de la intervención del Doctor empezó a incomodar a la sala. Los presentes se revolvían en los asientos, esperando ya que la respuesta les fuese desvelada. Se miraban unos a otros animándose a elevar la voz e intentar al menos lanzar una respuesta trémula, falsa. Pero ninguno fue capaz de hacerlo. Podían ver sobre la pizarra letras garabateadas a tiza, aún así no lograban comprenderlas. El orador tomó entonces la palabra de nuevo. No sin carraspear un par de veces antes.



- Ustedes son unos ignorantes. Lo sabía ya cuando acepté dar esta conferencia. Estoy aquí para solucionar eso. Pero pido colaboración. Tengan en cuenta que ser ignorante no es malo, lo realmente malo es no querer dejar de serlo



Se atusó el bigote canoso y continuó con su discurso.



- No estoy aquí para perder el tiempo. Estoy aquí para despertar algo en ustedes. Algo que tienen dormido en su iglú interior. Llevamos varias horas aquí y no he visto ningún avance. Lo único que pido, señores, es un poco de colaboración.



El público no reaccionó de manera alguna esta vez. El Doctor, nervioso, subió sus gafas y recorrió un poco la tarima. Cavilando.



- Amigos. Porque sí, voy a tomarme la confianza de llamarlos así. Está bien. Según mi humilde opinión la mayor droga para ustedes, son ustedes.



Borró con la manga de la chaqueta lo ya escrito en la pizarra y dibujó un gran triángulo. En una esquina escribió Sujeto nº23, en la siguiente Sujeto nº70 y en la tercera Sujeto nº34.
Un torrente de agua cayó sobre la cúpula de cristal. Las goteras se acentuaron y algunos asistentes sacaron sus paraguas. Las espesas cejas del Doctor no sirvieron para evitar que el agua le llegase a los ojos.



- Vaya. Lamento que el local que nos han asignado esté en tan malas condiciones. Pero debemos aprovechar lo que tenemos. Continuemos. Quiero que se pongan en pie el Sujeto nº23, el Sujeto nº70 y el Sujeto nº34. ¿Me están escuchando?



Tres grandes paraguas negros se elevaron entre los demás.



- Vengan hasta aquí, por favor. Suban a la tarima.



El Doctor los situó en forma de triángulo, mirándose entre ellos.



- Siéntense, por favor. Ahora quiero que repitan en alto su antiguo nombre, la fecha de su nacimiento y su código de barras.



El sujeto nº23 se levantó ejecutando un movimiento mecánico. Y dijo en alto, recuperando de pronto un gran afán de protagonismo que se llamaba Antonio, que había nacido el 23 de Diciembre del 1989. El sujeto nº70 repitió el mismo procedimiento y por fin el nº34 se incorporó, cerró el paguas y lo usó a modo de bastón, apoyándose en él. Primero miró a sus otros dos compañeros como si nunca los hubiese visto, escudriñándolos despacio, después dirigió sus ojos hacia el Doctor y comenzó a hablar.



- Mi nombre no tiene importancia. Yo no lo he escogido y nunca me he sentido vinculada a él. Soy exactamente igual que los demás. Nada me convierte en un ser diferente. Salvo que quizá todavía soy capaz de levantar mi mirada de vez en cuando. Doctor, quiero que vea algo –dijo mientras comenzaba a desnudarse-. Todavía desprendo calor. Puede tocarme si quiere. Mis ojos no son negros. Soy como ellos y mi mayor droga son ellos, pero no soy como ellos. Puede parecer que me contradigo –se dirigió hacia el atril-. ¿Pensáis que me contradigo? Joder, mirad mi cuerpo. Soy carne. Vosotros también sois carne. Pero lo habéis olvidado. Lo habéis olvidado.
- Cállese –el doctor intervino por primera vez-. Cállese o tendré que avisar a seguridad. Intente calmarse.
- Angus, permite que te diga una cosa. No tienes ningún derecho a decirme lo que tengo que hacer. Nunca lo has tenido.



El sujeto nº34 daba vueltas sobre la tarima de un lado a otro, agitando violentamente las manos en gestos grandilocuentes mientras daba su discurso. Por momentos se paraba y acariciaba su cuerpo desnudo levemente. El público empezaba a revolucionarse. Los allí presentes, antes callados, cuchicheaban entre ellos, señalaban e incluso hacían gestos obscenos refiriéndose a la chica. El Doctor no sabía como manejar la situación, permanecía quieto en una esquina observando el espectáculo que comenzaba a desarrollarse allí dentro. Miró hacia arriba. Sobre la cúpula no dejaba de caer agua, que resbalaba hacia los lados acumulándose en el tejado. Era un torrente de lluvia constante, las goteras cada vez eran más fuertes. Intentó controlar de nuevo a los sujetos que estaban a su cargo. Se situó delante del escenario, agarró el megáfono y solicitó calma. Tanto el público como los sujetos que se encontraban sobre la tarima hicieron oídos sordos.



- Joder. Cerrar los paraguas. No comprendéis que no sirven para nada. El agua no os dañará. Miradme, el agua cae sobre mi cuerpo, empapándolo y no ocurre nada. Es divertido. Aunque ya sé que vosotros no comprendéis ese concepto.



Levantó los brazos, elevó la cabeza y cerró los ojos. Estuvo callada un buen rato hasta que empezó a canturrear



“It seemed to last for hours, it seemed to last for days. This lady of the flowers, her electronic haze”



El público entonces se levantó. Unos trescientos sujetos se incorporaron al mismo tiempo y comenzaron a quitarse la ropa. El Doctor lo presenciaba todo desde su anterior posición. No comprendía esas reacciones, todo el experimento se le estaba yendo de las manos. Cuando el Comité se enterase de todo lo que estaba ocurriendo le retirarían los fondos. Y ya sólo quedaba él para luchar. Todos los que un día pusieron sus energías en el proyecto habían ido perdiendo la esperanza. No comprendía como podían estar riéndose. Estaban programados para ser serios, sus emociones estaban ligadas a un protocolo y todavía estaba trabajando para hacerlos más realistas. Pero ahora reían. La sala entera estaba cantando al ritmo de esa canción, como si ella hubiese despertado en ellos sentimientos olvidados. No podía estar ocurriendo.




“She stole the keys to my house and then she locked herself out.”




La joven chica se tumbó entonces sobre la tarima.



“She lays me down”




Los sujetos que se encontraban sobre la tarima, ambos despojados ya de su ropa, se echaron sobre ella. Eran una mujer mayor y apenas un adolescente. La chica joven seguía con la expresión calmada y dulce de antes; los ojos cerrados y la misma melodía saliendo de sus labios. Ahora acompañada por toda la sala, que celebraba al mismo tiempo la vuelta a la vida. Cuatro manos recorrían su cuerpo. Penetraban su cuerpo. Amaban su cuerpo. El salón de actos entero era la misma persona. El mismo alma. El mismo sentimiento.



“She lays me”

BSO

3 comentarios:

astronautico dijo...

wow
menuda paranoia mas bien parida

Insomne dijo...

BRA
VO.

Anónimo dijo...

Me has dejado un tanto fuera de juego... pero ha sido sólo un segundo.