8.10.09


Una rata cruza la carretera despistada, hace tanto que no veo a ningún otro animal que desearía que se acercase a mí. Creo que estoy sufriendo una recaída pero no me importa, necesito que la rata se acerque a mí, sólo por rozar su piel daría alguna extremidad o cualquiera de mis órganos. “Ven aquí, ratita, vamos” chasqueo la lengua, intentando atraerla. Ella se queda parada a una distancia prudencial, observándome curiosa con sus ojos negros, sé que siente curiosidad, pero resulta fría al fin y al cabo. En realidad no sé si una rata puede llegar a ser capaz de crear vínculos afectivos o sencillamente de percibir mi necesidad de recibir algo de cariño, un gesto, un pequeño detalle. “Ven aquí, ratita, vamos” siseo débilmente, procurando no asustarla. Permanece quieta por el momento, pero no siente miedo, puede que esté extrañada al notar mis deseos, un ser como yo no acostumbra a buscar cercanía. Me llevo la mano a la boca introduzco uno de mis dedos en ella y lo mordisqueo despacio, tanteando el terreno, respiro profundamente y clavo mis dientes profundamente en la carne, desgarrándola. Hacía tanto tiempo que no sentía dolor, es placentero, un poco más de sangre no dañará la carretera. Doy una vuelta sobre el asfalto, intentando desplazarme. Tengo el pelo pegoteado, empapado en mi sangre. Cojo la falange con la otra mano y estiro el brazo lo más que puedo. Ahora si que la rata parece prestarme atención. Voy replegando el brazo y ella lo sigue, la sangre huele bien. Consigo que se suba encima de mí y dejo que se lo coma. Puedo notar su peso en mi pecho, su cálido cuerpo de mamífero, su corazón bombeando sangre, bombeando latidos, bombeando vida. Es tan placentero, más que placentero, creo que podría estar así eternamente. Recuerdos ya olvidados martillean mi cabeza y pierdo el sentido vagamente. Termina con mi dedo y le acerco de nuevo la mano, la acaricio, permito que siga devorándome. ¡Dios, estoy tan cerca del éxtasis! Némesis me mira desde arriba, observando como ella empieza a clavar sus dientecillos en mi ojo izquierdo, Némesis permanece quieta en lo alto, sobre los cables de alta tensión, balanceándose, regodeándose en mi estúpido y placentero dolor. Giro el ojo del que todavía dispongo y veo como despliega sus alas, como huye en dirección contraria. ¡Hija de puta! -Pienso- ¡Grandísima hija de puta! ¡Vuelve aquí, vuelve aquí! Pero todo está perdido una vez más, me abandono al roedor y finalmente acabo perdiendo el sentido, una vez más.

Una furgoneta pasa sobre nosotras y sigue conduciendo sin detenerse. Los cables de alta tensión se balancean, pero esta vez sin Némesis. La rata muere. Y todo está en silencio de nuevo. Otro día más. Otro día más.

"And I can hardly believe it's true,
I can hardly believe it's you,
A celebration..."


No hay comentarios: