Papel Mojado

Posiblemente en estos momentos el mundo juegue a recibir sin dar. Es posible que ahora, que yo me revuelco en llamas candentes, se hayan intercambiado los papeles. Antes te buscaba, constantemente, en todas partes, hasta debajo de las piedras. Antes, cuando la noche caía, yo salía a buscarte sin perder un segundo. Y a cada paso que daba me alejaba más de ti porque, sin pretenderlo, te convertía en algo tan perfecto como inexistente. Antes siempre estabas presente cuando buceaba en mares sin agua, en océanos de mentiras. Siempre eras tú, daba igual que en el fondo sólo fueses una ínfima parte de mí, pero actuabas en consecuencia creado de fantasías. Pura magia y ensoñación. Y con el tiempo te conviertes en algo amargo, olvido tu olor y tu tacto ficticio y me enfrío, despacio, tan lentamente que no soy consciente, tan lentamente que las agujas del reloj cambian de sentido, dándole la vuelta a todo. Nunca fuiste algo más real que un pensamiento, te quedaste en algo abstracto que de tanto invocar un cuerpo físico retó al pasado y se desvaneció. Yo en cambio sigo aquí, envenenada por un débil recuerdo, buscando sacar de mis dedos lo poco que queda de ti. E incluso a veces te llamo, intento bucear en lo más profundo de mi memoria buscando razones, buscando lo poco que queda de ti, porque una cosa es cierta: eras mi creación, mi hermosa y bizarra creación, aunque ahora ya no quede de ti ni un vago rastro. Te vendí, sacrifiqué tu alma de mentira y borré las sombras que dejabas a mi alrededor. Te soñé una y otra vez durante tanto tiempo... que cuando quise darme cuenta eras tan complicada que mi corazón te quedaba pequeño, y empezaste a escapar. Y sin ti esta maldita habitación se hace tan pequeña que vagamente vuelves por las noches, brindándome el único consuelo que me queda, el único consuelo que siempre he tenido... la promesa de que, con el tiempo, esto cambiará... la promesa de que lograré cambiar aunque, y esto lo tengo claro, jamás podré dejar a un lado la fantasía y seguiré jugando a ser alquimista de sueños porque ya no pertenezco a este mundo.