Es tembloroso, como yo; débil, frágil y quebradizo. No encuentra ya lugar entre otras almas. Respira de sí mismo, se nutre de sí mismo. Se oxigena entre lilas y paisajes desérticos
Y se mueve_________________brilla. Mientras yo me agarro con fuerza a él. Clavo las uñas en él, lo asfixio vagamente, como cuando observo el sol de medianoche y son mis ojos los que lo roban, como cuando miro fijamente otros ojos y me llevo dentro de mí un cachito de su alma y navego, me peleo, aplico razones a la sinrazón con demasiado éxito para comprenderlo... y busco el modo, busco la manera, de ponerle nombres a los sentimientos. Siendo eso estúpido, absurdo. Y la camisa está raída, comida por el óxido de mis pasiones, tan sólo por mi intento de buscar un lugar entre seres vacíos que no me comprenden. Y a veces, tan sólo a veces, siento que estoy volando como un pájaro de alas enormes: siento que vuelo sobre ellos, aprendo a comprender sus simples emociones, porque no hay matices, ni sombras ocultas. Pura mediocridad. Y los quiero... pero se alejan mucho de mi ideal de belleza. (Y no hablo de la belleza de la carne, ni tan siquiera de la belleza del espíritu) Belleza de locura, belleza loca, belleza que llega y lo inunda todo, belleza que irrumpe salvajemente, belleza caliente, que siente, que brilla con luz propia, que sorprende, belleza que palpita y exuda magia, belleza que sacude, que no depende de nada para ser, que está presente en una mirada profunda, en un gesto cálido, en una palabra dicha en su momento perfecto (en el tono de esa palabra) Hablo de algo que carece de nombre, carece de etiqueta, carece de todo y al mismo tiempo lo es TODO, hablo de algo que no todo el mundo puede apreciar, hablo del brillo de alguna melena bajo los rayos del sol una tarde en una parada de bus, del deseo de sacarle una foto y hacerlo, de un lunar diminuto, de una chispa, de una pequeña gota de saliva sobre unos labios. Hablo de un gemido, de un gesto insignificante, de una sonrisa congelada, de una hoja cayendo sobre un charco en otoño, del sonido de unos pasos especiales, de una chica cogiendo un trozo del cabello de otra chica entre sus dedos para peinarlo, de un suspiro de alguien ajeno, del sonido de cierta risa en cierto momento, del movimiento de un dado sobre la mesa, del sonido de una cerveza al estallarse contra el suelo, del reflejo de unos ojos en un espejo de un coche, de unas piernas cruzadas sobre el asiento, del color de sus vaqueros en la tarde del aparcamiento y de cada una de las arrugas de estos, de una pequeña arruga que se contrae al reír... hablo de todo eso y de mucho más... de una chica adorable recién levantada acercándose hacia ti por detrás con una sonrisa mágica... pero no es sólo eso... también hablo de la imagen de sus manos encendiendo un cigarrillo, del olor de sus manos, de su cuello, de su pelo, ¡del olor de su risa! Hablo de mirar hacia atrás mientras correteas entre charcos intentando llegar hasta un autobús y ella está allí mirándote sin quitarte ojo, sin arrancar el coche. Hablo también de dos chicas atravesando un puente una mañana con la sensación de que son las dos únicas habitantes de este planeta. Hablo de entrar en un callejón oscuro con una chica de la mano y poder sentir lo que siente ella al instante, de querer decírselo todo con una mirada. Hablo de recordar el sonido de un coche al encenderse, el crujido del asiento, del ruido de la puerta al cerrarse, de la luz difusa de un despertador rojo cuando una no tiene gafas, del tacto de una piel, del tacto de toda una piel, de las cosquillas de unas pestañas, del sabor de un café, del olor de una casa, del miedo adolescente a algo muy deseado, de un nudo en el estómago, de ser capaz de recordar la cara exacta de alguien cuando lo ves por primera vez. Hablo de un tropiezo en una estación y de alguien tendiéndome un brazo, de su rizo más rizado, de ella irrumpiendo en un baño con una sonrisa de pura felicidad, hablo de una mano deslizándose sobre una pierna mientras vemos una película todos juntos y de la sensación, de sentirte pequeñita a su lado, convirtiéndote en una niña temerosa e inocente. Hablo de poder recordar a la perfección un beso, con todos y cada uno de sus detalles, con todas y cada una de sus sensaciones, de recordar cada jodido momento de una noche en la que el tiempo parecía no existir y el sueño no quería llegar. Hablo de ser capaz de recordar cada jodido instante de tu vida y transportarte a él en tus pensamientos y ser capaz de volver a vivirlo con la misma intensidad.
Y esto, todo esto, y mucho más... porque podría seguir infinitamente, es la belleza para mí. Las caras bonitas, serán bonitas, pero en mi cerebro, en mí, en mi corazón... la verdadera belleza es aquella que no se aprecia a simple vista, que no todo el mundo puede ver, que a muchos les cuesta apreciar, que para otros tantos pasa desapercibida.
Y que yo... gracias a Dios... sí puedo disfrutar.
Y para siempre... porque cuando percibo algo así, jamás lo olvido.
Y se mueve_________________brilla. Mientras yo me agarro con fuerza a él. Clavo las uñas en él, lo asfixio vagamente, como cuando observo el sol de medianoche y son mis ojos los que lo roban, como cuando miro fijamente otros ojos y me llevo dentro de mí un cachito de su alma y navego, me peleo, aplico razones a la sinrazón con demasiado éxito para comprenderlo... y busco el modo, busco la manera, de ponerle nombres a los sentimientos. Siendo eso estúpido, absurdo. Y la camisa está raída, comida por el óxido de mis pasiones, tan sólo por mi intento de buscar un lugar entre seres vacíos que no me comprenden. Y a veces, tan sólo a veces, siento que estoy volando como un pájaro de alas enormes: siento que vuelo sobre ellos, aprendo a comprender sus simples emociones, porque no hay matices, ni sombras ocultas. Pura mediocridad. Y los quiero... pero se alejan mucho de mi ideal de belleza. (Y no hablo de la belleza de la carne, ni tan siquiera de la belleza del espíritu) Belleza de locura, belleza loca, belleza que llega y lo inunda todo, belleza que irrumpe salvajemente, belleza caliente, que siente, que brilla con luz propia, que sorprende, belleza que palpita y exuda magia, belleza que sacude, que no depende de nada para ser, que está presente en una mirada profunda, en un gesto cálido, en una palabra dicha en su momento perfecto (en el tono de esa palabra) Hablo de algo que carece de nombre, carece de etiqueta, carece de todo y al mismo tiempo lo es TODO, hablo de algo que no todo el mundo puede apreciar, hablo del brillo de alguna melena bajo los rayos del sol una tarde en una parada de bus, del deseo de sacarle una foto y hacerlo, de un lunar diminuto, de una chispa, de una pequeña gota de saliva sobre unos labios. Hablo de un gemido, de un gesto insignificante, de una sonrisa congelada, de una hoja cayendo sobre un charco en otoño, del sonido de unos pasos especiales, de una chica cogiendo un trozo del cabello de otra chica entre sus dedos para peinarlo, de un suspiro de alguien ajeno, del sonido de cierta risa en cierto momento, del movimiento de un dado sobre la mesa, del sonido de una cerveza al estallarse contra el suelo, del reflejo de unos ojos en un espejo de un coche, de unas piernas cruzadas sobre el asiento, del color de sus vaqueros en la tarde del aparcamiento y de cada una de las arrugas de estos, de una pequeña arruga que se contrae al reír... hablo de todo eso y de mucho más... de una chica adorable recién levantada acercándose hacia ti por detrás con una sonrisa mágica... pero no es sólo eso... también hablo de la imagen de sus manos encendiendo un cigarrillo, del olor de sus manos, de su cuello, de su pelo, ¡del olor de su risa! Hablo de mirar hacia atrás mientras correteas entre charcos intentando llegar hasta un autobús y ella está allí mirándote sin quitarte ojo, sin arrancar el coche. Hablo también de dos chicas atravesando un puente una mañana con la sensación de que son las dos únicas habitantes de este planeta. Hablo de entrar en un callejón oscuro con una chica de la mano y poder sentir lo que siente ella al instante, de querer decírselo todo con una mirada. Hablo de recordar el sonido de un coche al encenderse, el crujido del asiento, del ruido de la puerta al cerrarse, de la luz difusa de un despertador rojo cuando una no tiene gafas, del tacto de una piel, del tacto de toda una piel, de las cosquillas de unas pestañas, del sabor de un café, del olor de una casa, del miedo adolescente a algo muy deseado, de un nudo en el estómago, de ser capaz de recordar la cara exacta de alguien cuando lo ves por primera vez. Hablo de un tropiezo en una estación y de alguien tendiéndome un brazo, de su rizo más rizado, de ella irrumpiendo en un baño con una sonrisa de pura felicidad, hablo de una mano deslizándose sobre una pierna mientras vemos una película todos juntos y de la sensación, de sentirte pequeñita a su lado, convirtiéndote en una niña temerosa e inocente. Hablo de poder recordar a la perfección un beso, con todos y cada uno de sus detalles, con todas y cada una de sus sensaciones, de recordar cada jodido momento de una noche en la que el tiempo parecía no existir y el sueño no quería llegar. Hablo de ser capaz de recordar cada jodido instante de tu vida y transportarte a él en tus pensamientos y ser capaz de volver a vivirlo con la misma intensidad.
Y esto, todo esto, y mucho más... porque podría seguir infinitamente, es la belleza para mí. Las caras bonitas, serán bonitas, pero en mi cerebro, en mí, en mi corazón... la verdadera belleza es aquella que no se aprecia a simple vista, que no todo el mundo puede ver, que a muchos les cuesta apreciar, que para otros tantos pasa desapercibida.
Y que yo... gracias a Dios... sí puedo disfrutar.
Y para siempre... porque cuando percibo algo así, jamás lo olvido.
PD: Escrito a las siete de la mañana, sin haber dormido. No tengáis en cuenta su forma... sólo me conformaría con que fueseis capaces de sentir, aunque sólo sea ínfimamente, lo que yo he sentido al escribirlo. Me conformaría con que alguien comprendiese a qué me refiero y con que alguien, realmente, sepa ver esas cosas. Porque a mí... esas cosas son las que me hacen estar viva.
PD2: Y todavía tengo entre los archivos de mi ordenador... la foto de esa melena, y cuando la miro, soy capaz de entrar en la fotografía, de navegar entre su pelo en mis pensamientos. Sólo por el placer de beber de esas partículas de luz y felicidad. Decidme... si es que comprendéis a qué me refiero... ¿No es precioso sentir las cosas así? Y muchos pensaréis... qué jodida sentimental... pero, amigos míos, me gusta, no sabéis cuanto, ser así.
PD2: Y todavía tengo entre los archivos de mi ordenador... la foto de esa melena, y cuando la miro, soy capaz de entrar en la fotografía, de navegar entre su pelo en mis pensamientos. Sólo por el placer de beber de esas partículas de luz y felicidad. Decidme... si es que comprendéis a qué me refiero... ¿No es precioso sentir las cosas así? Y muchos pensaréis... qué jodida sentimental... pero, amigos míos, me gusta, no sabéis cuanto, ser así.
2 comentarios:
Yo te doy toda la razón...ser sentimental está mal visto...pero sienta tan bien!
Estoy completamente de acuerdo! y si es lo mas precioso del mundo sentir las cosas así... y no por ello eres una sentimental, solo eres capaz de apreciar las cosas buenas y hermosas en su imagen más pequeña pero no inferior.
Se te a olvidado la que para mi es la mejor: cuando dos personas expresan a la vez en voz alta el mismo sentimiento... ;D
Besos
Publicar un comentario