26.8.08

Carta a ninguna parte...

Querido Dante:
Dulce... quisiste saborear algo dulce, deseaste con todas tus fuerzas saborear algo dulce y lo conseguiste. Te aficcionaste a los corazones, primero buscabas corazones que estuviesen a tu mismo nivel, pero estos acabaron por aburrirte... y entonces descubriste que los débiles eran los más fáciles de conseguiry los que más te ofrecían. Te saltaste todas las leyes morales, incluso las que tenías y seguiste actuando despiadadamente...

Un alma, dos almas, tres almas, cuatro almas, cinco almas... y así hasta el infinito.

Los corazones te ofrecían la paz que tú no tenías y necesitabas destruir para construir... siempre
siguiendo el mismo modus operandi, olfateabas la debilidad, te acercabas, la comprabas y al final... cuando ese corazón había decidido por iniciativa propia entregarse le quitabas el alma.

Naciste para eso. Sí, tenías una habilidad especial y la aprovechaste...

¡Oh! ¡Dante! En eso eras maravilloso, el único, el incoparable y siempre te admiraré por ello
y te odiaré al mismo tiempo. Tu manera de proceder era exquisita, nunca dejabas rastro
de tus pecados... pero hasta el más poderoso se equivoca y tú también lo hiciste...

¿Recuerdas aquella vez? Sí, seguro que sí... marte estaba en la tercera casa y las fuerzas que
mueven al mundo (la ira, el dolor, la vanidad, la envidia...) estaban dominándonos a todos. Y tú no te libraste aquella noche. Sí, sé que te estás acordando... aquella noche está regresando a tu
cabeza, la estás sintiendo... siéntela... siente el dolor. Hacía frío, pero recuerdo que tú ibas en
manga corta, enseñando tus brazos con orgullo, aquellos brazos que parecían amantes... sí, recuerdo también la primera vez que los vi... ese es de los que te follan en el aire, pensé. Aquel día detectaste mi corazón entre los de tus amigos, parecía débil, como los que te gustaban a ti, sí... asquerosamente débil... hablamos mucho, más que mucho, y tus palabras me enamoraron... sí, parecía que todo iba bien... que me la estabas colando... pero... ¡oh! ¡Espera! ... tú te estabas dejando llevar inconscientemente... pero no quisiste frenarlo, no podías, era ya imposible. Era yo la que te tenía en mis manos, la que tenía en mis manos tu corazón podrido... y entonces sí, lo supe, esta es la mía y lo apreté, apreté lo más fuerte que pude, hice acopio de todas mis habilidades y apreté y seguí apretando... y empezaste a llorar... pobre Dante... pobre... no podías para de llorar, el llanto no cesaba, podía sentir tus pinchazos de dolor que se clavaban como puñales afilados... cuando aquella noche terminó te fuiste para casa con un regalo, te llevaste un
cigarro encendido dentro de tu corazón, te llevaste el dolor eterno, te llevaste lo que era tuyo, ese dolor que tantas veces le habías ocasionado a tantas personas... Dime... ¿quién es ahora el débil?

Dante... espero que sufras por siempre.

Y como tú mismo dijiste un día... «No hay mayor dolor que acordarse de los tiempos felices en la
desgracia».

Un beso amargo
Teresa Anatole

3 comentarios:

Mk dijo...

Hola Samalkia! llego aqui en un ir y venir por el infinito mundo de los blog y descubro esta entrada que me deja sin palabras... y ahora que las recupero solo puedo decir que me encanta, y que volveré.
Escribes de una manera increible.
Besos

bboytroncho dijo...

me a encantado sin palabras
soy amigo de MK
y me avia dicho qeu esta entrada era genial
pero no me lo creia
y aora si k no me lo creo
xk no es genial
sino que es una de las mejores cosa que e leido
expresa tantos sentimientos que me a dejado sin palabras y los pelos de punta
rabia
odio
vendetta
tristeza
y conpasion
muchas mas que mi inepta alma nosera capaz de intuir


solo dire una cosa
el tienpo pone las cosas en su sitio ¿verda que si dante?
un bso wapa
me pasare por aki a menudo
no dejes de escribir

CALLmeKAT dijo...

Muchas gracias a los dos :$ Os linkearé si no os molesta :D y aún tengo pendiente una ruta por vuestros blogs ^^