7.1.10


Involución.

Mis miembros se expanden como raíces, se enredan en todo lo que me rodea. Arrastro restos de colillas, corazones sangrantes, sexos húmedos y alientos febriles. Camino llevando cada una de las noches en sus brazos, cada uno de los rechazos de mi progenitor, cada grito endiabladamente hermoso encima. Recuerdo el lugar cálido y placentero, es maravilloso y lo recuerdo. A veces floto en ese líquido primigenio por unos breves segundos y vuelvo a formarme célula a célula, mi pecho se expande, abierto, puro, enorme. Las bocanadas de nada saben a gloria y a paz purificante, son nutrientes los que penetran en mi cuerpo, delicadamente, como mariposas. Escucho voces lejanas pero no consigo entender lo que dicen, hablan otro idioma que todavía no me he molestado en aprender. La involución está desatándose. Escalofríos bajan recorriendo todo mi cuerpo, de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, no parece que vayan a detenerse. Vibro, tiemblo al tiempo que algo se cuece aquí a un ritmo vertiginoso. Espero, aguardo, me detengo en mi viaje enterrada todavía en este lugar. Redibujo los bordes, limites y aristas que envuelven este lugar ajado y basto. Otra vez, una y otra vez, decenas de veces. Todo es cíclico, hasta mi vida, que llena de caminos recorridos una y otra vez espera, anhelante, que regrese para devorarla una vez más y con ella a todos sus personajes ajenos, ajados, bastos. Ella me espera a mí, me necesita a mí. Quizás es la única que vaya a morir de amor por mí, quizá es la única que hasta el día de su muerte me necesite a tiempo completo, me llame a gritos, a voces, en susurros. Ella me ama y yo debo amarla. ¡Cuan equivocada estaba! Ninguno de ellos merece realmente mi cariño, es ella, tan dolida y perdida como yo y tan deseosa de sentir que daría cualquier cosa por llamar mi atención la que debe recibir mis cuidados. Si debo morir de amor, moriré de amor por mí misma. “Y que se joda el viento”.

2 comentarios:

miau dijo...

Cuidado por dónde pisas. Andas entre la nada y el ego sin termino medio.

Te mimo ;)

Moisés Morán dijo...

Quizás el desconcierto, el caos, después del paso del huracán que llevamos dentro, traiga la paz, y que porque no el amor.