Por las mañanas el mundo despertaba lentamente desperezándose de los restos de aquella nocturnidad irreal en la que permanecía inmerso y todo comenzaba a funcionar dudando, como siempre, de a dónde se dirigía. En la habitación 123 las mañanas eran alegres, aunque las tuberías del pequeño lavamanos estuban cubiertas de óxido, aunque el papel pintado se veía amarillento y descolorido por el desgaste de los años, aunque todavía se escuchaba algún gemido grave a lo lejos. En la habitación 123 el amanecer era delicado y tierno, era un fragmento de tiempo que auguraba algo más, que devolvía la esperanza a aquel viejo edificio, decrépito y estropeado; auguraba momentos mejores, devolvía por un breve lapso de tiempo la seguridad de que las paredes desconchadas podrían ser pintadas de nuevo. En la habitación 123 los amaneceres eran naranjas y yo creía que podía comérmelos a bocados de ansias y prisas y digerirlos lentamente, desarrollando cada parte del sorprendente reincidente y colorido despertar. Y los devoraba lanzando mordiscos al aire, al sol, al humo del tabaco que flotaba en espirales entre las cuatro paredes. Yo creía que eran míos aquellos raudales de luz y color, que desfragmentaban el arte, los huesos, la carne y mi sonrisa, que arrancaban de cero, partían de cero y se construían sobre mí, sobre los cimientos de aquel hostal de mierda, llenándolo todo. Yo creía que en la habitación 123 los amaneceres no eran amargos, ni sabían a música y alcohol. Cada día creía que todo volvería a construirse, que lo viejo se tornaría nuevo, agradable, sencillo. Que los derrumbamientos y las grietas se sellarían por sí solas. Creía creer que todo volvía a funcionar correctamente. Que el filo de la navaja sobre el que me deslizaba el resto de día estaba limado.
Y por momentos todavía creo en todo esto, aunque sigo atiborrándome de aspirinas sobre la navaja que me regaló el pasado para que jamás me olvidase de él y de la habitación 123.
*Foto: Vistas desde la 123.
1 comentario:
Me has dejado un tanto turbado con tu texto... me ha parecido excelente, desde luego.
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