25.6.09




DIARIO DE UNA ENFERMA MENTAL (II)

Me mareo. Me pierdo en mí. Me ahogo. Me asfixio. Y digo cosas que no quiero decir. Es mi yo sobreexcitado. Mi yo lacrimógeno. La parte de mí de la que intento escapar. Es mi monstruo. Mi fin y mi principio. Porque está justo donde empiezo a ser de verdad. Soy yo. Básica. Entera. Animal. Es instinto. Acción. Reacción. De alguna extraña forma me siento cómoda. En casa. Pero me vuelve loca. Las opiniones pierden sentido. No hay sitio para ideologías. Ni para idealismos. Sólo para esa maravillosa dualidad que me pierde y me atrae y me cautiva y me enreda en sus redes y me hace perder el aliento. Y entonces me araño. Y me tiro del pelo. Y suplicó que se vaya. Y se va. Y alcanzo alguna especie de clímax que me deja desprotegida, relajada, atontada, encerrada dentro de mí misma. Y la expresión física del dolor desaparece. Si alguien me dijese que siente lo mismo que yo a veces... que no estoy loca, que los ataques dejarán de venir y durar y mantenerse. Y que dejaré de subir y bajar a toda velocidad y sin previo aviso. Si alguien me dijese que esto que siento es real y no me lo invento, tal vez no sentiría tanta vergüenza de mí misma, y tanto asco, y tanto miedo a ser descubierta, tanto miedo a ser abandonada por loca y por neurótica y por perdida. Si alguien abriese un día esta caja y descubriese que la primera en pasarlo mal soy yo y no huyese despavorido en dirección contraria, tal vez yo podría llegar a quererme de verdad. Aunque siempre he pensando que hay algo dentro de mí que no funciona como debería.


.
.

No hay comentarios: