Allí, supongo que tal y como un día cualquiera, sentada en el fondo del bar, rodeada de humo y de un torrente de gente y de palabras que cruzan el aire hasta llegar a sus oídos,
con el mismo cigarro que encendió hace años entre sus dedos, con la misma mirada cansada y triste y los zapatos rotos de tanto caminar.
Allí, supongo que en el mismo lugar que la vio nacer, con las piernas cruzadas, la vista posada en la partida de billar que se juega delante de ella, con un cigarro que ya se empieza a consumir y el calor amenaza calentando sus dedos, con las misma pose de espectador invisible de sí misma que siempre había adoptado y las manos llenas de cicatrices de remar en lagos sin agua.
Allí, supongo que en aquel bar donde pasa las tardes, con la noche cayendo ya sobre la ciudad, con ganas de levantarse de su lugar habitual y jugar aquella partida en la que nunca quiso participar, con un cigarro que quema entre los dedos y quiere tirar al suelo, con un nuevo convencimiento rondando por la galaxia de su cerebro gris y los ojos secos por no poder llorar más.
Allí, supongo que en la silla de la derecha, con la sensación de nunca haber hecho nada por ella misma, con la dolorosa sensación de ser una prolongación de los demás, pero también decidida a cambiarlo, a recuperar su individualidad, sus motivaciones, su carácter adormecido por el opio que respiraba entre esas paredes, y entonces se levanta y tira el cigarro y lo pisa y se acerca a la mesa de billar y coge un palo y la aparta de la partida y se pone en posición... y mete una bola y otra y otra... y tira el palo sobre la mesa y recoge sus cosas y se marcha por la puerta diciendo adiós con la mano y anota una nueva cicatriz en su mano izquierda y camina, sin detenerse, sin permitirse una lágrima, ni una queja, ni el odio, ni una palabra siquiera... camina... sin dejarse vencer, sin permitir ambigüedades, sin esperar un “lo siento”, sin desearlo tampoco... y camina... sin sentir añoranza...
Camina. Bebe. Consigue. Camina. Crea. Construye. A sí misma. Camina. Dice adiós. Camina. Olvida. Camina. Y se mira el ombligo; puede que por primera vez en su vida.
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