
La misma canción, el mismo sonido hilarante y vacío que recorre aleatoriamente todos mis rincones, vuelve radiante e igual de mentirosa que siempre. Podría decir que la odio, que odio sus matices y sus cambios de serpiente venenosa pero hace tiempo que dejé de pensar eso, porque mi mayor deseo es aprender a vivir con sus tonos agudos martilleando mi cabeza.
No sé cuando fue la primera vez que sus notas se tararearon solas dentro de mí, no recuerdo el momento exacto, pero si sé que fue hace ya mucho tiempo, tanto, tanto tiempo que la posibilidad de frenar su recorrido sobre el pentagrama es imposible. No siempre me hace llorar... porque no es una melodía triste, es cargante y repetitiva, así que las veces que lloro es más por frustración que por amargura.
Supongo que todos tenemos ese sonido que sube y que baja alternativamente según nuestro estado de ánimo, pero no estoy del todo segura, ni siquiera sé a qué me refiero, o sí, pero no del todo.
De cualquier modo y tal y como digo siempre, quien quiera entender que entienda.
No sé cuando fue la primera vez que sus notas se tararearon solas dentro de mí, no recuerdo el momento exacto, pero si sé que fue hace ya mucho tiempo, tanto, tanto tiempo que la posibilidad de frenar su recorrido sobre el pentagrama es imposible. No siempre me hace llorar... porque no es una melodía triste, es cargante y repetitiva, así que las veces que lloro es más por frustración que por amargura.
Supongo que todos tenemos ese sonido que sube y que baja alternativamente según nuestro estado de ánimo, pero no estoy del todo segura, ni siquiera sé a qué me refiero, o sí, pero no del todo.
De cualquier modo y tal y como digo siempre, quien quiera entender que entienda.
3 comentarios:
entinedo...
:P
muaaas
El tono de tedio tintineante que suena y tararea por la catedral formada por tus costillas.
Que hace crujir con sus agudos todo el interior de tu iglesia.
Que remueve los cimientos con sus graves.
Cierra los ojos y masculla aquellas palabras que estaban dibujadas en plumas negras y sangre seca. Mascúllalas... que la sinfonía dura unos minutos... y tú no vales menos.
De alguna manera todos transitamos como ebrios por el contradictorio pentagrama de nuestra canción interna.
Esta bacano tu blog.
Saludos...
Publicar un comentario