Se despertó ese día y sintió casi instantáneamente que algo había cambiado. No podría decir con exactitud el qué pero en su interior sentía algo diferente, corrientes de energía y de vida la recorrían. Por primera vez en mucho tiempo saltó de la cama y corrió a prepararse el café con un ánimo más motivado por las expectativas que por los acontecimientos ocurridos. Se quedó mirando fijamente para la cafetera hasta que éste empezó a salir a borbotones. Procuraba siempre que el café no llegase a hervir porque así sabía mejor, pero en ese momento se quedó atontada escuchando el ruido y sonriendo como una idiota. El olor a quemado la sacó de sus ensoñaciones, apartó la pequeña cafetera italiana y la vació en su taza. Y entonces sí, se llevo su desayuno a delante del ordenador y lo encendió como todas las mañanas.
Pero esta vez esperaba que ocurriese algo diferente, lo notaba dentro de sí, intentando salir hacia fuera de alguna manera. Agarró el paquete de tabaco, sacó un cigarro lentamente y lo prendió mientras intentaba concentrarse en aquella novedad que no dejaba de sorprenderla. Sabía que esperaba algo pero no conseguía definir el qué... cuando la ventanita emergió en su portátil con el ya consabido “Buenos días” aquella canción volvió a su cabeza y empezó a teclear, a construir palabras.
Ya lo tenía claro, aquello que la invadía era la ilusión, ilusión que esperaba convertir en algo más que eso y con el tiempo en aquello que más temía en el mundo. Pero después de tanto tiempo, después de que aquello le hubiese sucedido, aunque no podía evitar sentir miedo deseaba con todas sus fuerzas deshacerse de él... y tal vez, decidió, mientras apuraba las últimas caladas de su cigarro, este fuese el momento perfecto.
Posiblemente y aunque ella no se diese cuenta, aún en el caso de que quisiese distanciarse de esa sensación no podría decidirlo y mucho menos hacerlo. Porque la magnitud de lo que la llenaba por dentro alcanzaba tal grado que evitarlo sería imposible, algo que estaba por encima de ella y fuera de su alcance, algo que no podría evitar por mucho que quisiese.
Aún no sé si esa mañana hipotecó su vida y se lanzó a una piscina vacía otra vez. Sólo el tiempo podrá decírnoslo. Lo único que sé es que ahora sonríe, ahora lucha contra sus miedos más enterrados, ahora se quiere comer el mundo (o comérsela a ella, que viene siendo lo mismo).
La observé en secreto todos los días desde que pasó aquello. Curiosidad lo llaman algunos. Pero lo mío era algo mucho más sano, no quería que se volviese a hundir. Aunque ciertamente no puedo hacer nada más por ella que vigilarla en la distancia y brindarle mi apoyo y mis mejores deseos. Ya se sabe. No se puede luchar contra el amor y si algo malo ocurre, estaré ahí para recoger sus pedazos y volver a unirlos como tantas veces he hecho ya. Su problema siempre ha sido el amor, al principio la búsqueda de éste por caminos equivocados y al final, el encontrar un amor equivocado.
Pero siempre hay una primera vez correcta y buena... ¿No?
Tal vez esta lo sea.
Y como ella dice... que sea lo que Dios quiera.
2 comentarios:
hola, te cuento que es la primera vez que visito tu blog, espero pases por el mio que recien empieza, me ha gustado mucho estar aqui...me gustaria intercambiar links, te mando un gran saludo...gery
www.suerteperdida.blogspot.com
Mira que super loviable por favor xD
Si es que tanto lovelove va a acabar con nuestras pocas neuronas xD
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