23.9.08

Lastimé con mis uñas mi rostro frío


cuando tú aún no habías dejado mi cama.





Y ahora...





Lastimo con mis unas mi rostro frío


cuando tú aún no has llegado.





La almohada intenta sustituir tu calor y


cuando lo único que deseo es enredar


mis piernas entre las tuyas para ver


como tus ojos se cierran poco a poco


de nada me sirven vanos sustitutos.





Me echo cada noche y me enredo en mi misma


y por las noches te busco en mis sueños,


te busco de día también,


te busco en cada instante,


y hay veces que desearía llevar conmigo una libreta


para anotar todas aquellas cosas que deseo decirte.





Paseo por la calle y confundo espaldas,


sonrisas y


voces...





Porque no pasa un minuto, ni un solo momento


en el que no te eche de menos,


en el que no desee beber de tu boca,


de tus labios,


de tu sonrisa


y de tu cuerpo.





Porque no pasa un minuto, ni un solo momento


en el que no me vuelva loca intentando imaginarte,


en el que no recuerde esa zona de delicados rizos entre tu cuello y tu espalda,


en el que no desee beber de tus gestos,


de tus ojos,


de tus caricias


y de tus curvas.





Porque no pasa un minuto, ni un solo momento


en el que no desee continuar tus curvas hasta el infinito.





Y porque más allá de lo que nos separa no deseo otra cosa


más que hacerte feliz.





No necesito palabras, ni definiciones, ni etiquetas...


Sólo necesito saber que estás ahí, que tu sonrisa estará ahí,


que tus caricias estarán ahí... y que las dos continuaremos en


este limbo mágico e indescriptible que hemos construido.

No hay comentarios: