
Tic
Tic
Tic
Cuando el reloj se paró todavía no había terminado de pegar con loctite su alma rota.
TacTic
Tac
Tic
Tac
Tic
Silencio
Cuando el reloj se paró todavía no había terminado de pegar con loctite su alma rota.
Cuando se paró aún no conocía el sabor de la palabra amor ni el olor de la libertad.
Cuando las agujas empezaron a perder el ritmo habitual ella no sabía diferenciar entre dolor y placer.
Cuando el sonido tranquilizador del reloj que llevaba en el bolsillo se fue alejando más y más ella aún no había aprendido a tejer carreteras de sueños.
Razonaba como razonan las que no saben lo que quieren, las que buscan y no encuentran, las que se quedan encerradas en su jaula de cristal esperando que ocurra algo que las salve, sin buscar, sin luchar, sin viajar por lo infinito.
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