No puedo decribir lo que siento al ver esa herida -Como un personaje al margen del libro- y recordar su terrible origen. En el espejo, la morena cabeza, más joven y graciosa que el original al que ha sobrevivido, restituye una imagen que es el vestigio de una Justine joven, como la huella de un helecho fósil en la caliza: la juventud que ella cree haber perdido.
Voces ideales, tan amadas
de aquellos que murieron, y de aquellos
perdidos para nosotros como si estuvieran muertos;
a veces, en lo hondo de un sueño, nos hablan,
en el cerebro palpitante un pensamiento los resucita...
de aquellos que murieron, y de aquellos
perdidos para nosotros como si estuvieran muertos;
a veces, en lo hondo de un sueño, nos hablan,
en el cerebro palpitante un pensamiento los resucita...
Lawrence Durrel
Justine, el Cuarteto de Alejandría
Justine, el Cuarteto de Alejandría
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