2.11.11

Reiki acojonado

No puedo escribir, porque he dejado de pensar. Supongo que tengo todo lo necesario para dejarme llevar por la corriente de otras manos (Y por mis avances, que cada día son más grandes, aunque siga atada con cadenas a la pata de la cama) Intento ser la mejor trabajando, y ser la mejor aquí. Intento ser la mejor cada día, cada momento. Porque puedo controlarlo, es lo único que puedo controlar. Se acerca la navidad y yo me pongo estúpida. Así que opto por comprar bolas rojas y doradas, renos de fieltro y sonrío pensando en los langostinos y el frío. Después en cama lloro y ya no soy perfecta, soy una mierda. Al día siguiente lo hago lo mejor que puedo (La mejor) y vuelvo a gastar dinero en una navidad que no me pertenece. Me falta la casa y la tranquilidad y mi familia. Aunque tal vez reconocer que los echo de menos me hace más estúpida aún. Luego voy al médico y me dice que necesito a mis amigos, tomar el aire y estar -tranquila-. Todas lo necesitamos, creo que hay demasiadas mujeres conviviendo. Y demasiada enfermedad y demasiado egoísmo. Así que compramos delantales y manteles y servilletas y un reloj muy mono de Pink Floyd y toallas rosa y turquesa, tazas del comecocos, un gato negro de esos que mueven la mano y nos recorremos Ikea mirando camas y apuntamos los nombres con esos lápices pequeñísimos para la casa que no tenemos y que NECESITO tener, pero no puede ser. Así que seguimos comprando cosas porque el reloj es nuestra casa y ver las toallas en las bolsas nos pone de buen humor, porque, en teoría, está más cerca. Y así nos pasamos los días, esperando y trabajando y esperando y trabajando y esperando...

PD: ¿Lo ves? Escribes y te das cuenta de que no es para tanto y todo va como tiene que ir. Necesito escribir.

1 comentario:

Kontroverse dijo...

Pobres de nosotros, primero Reiki y ahora yo. No tienes compasión por tu pobre y querida familia!! xD