24.11.09


Separó los años en canciones derramando el alma sobre ellas. Otros esperaban calmar la fiebre, curar la fiebre, comiendo alpiste. Pero ella separó los años en canciones, encerró cada uno de ellos en una canción y en un poema. Algunas veces fue más allá y pudo contener toda la fuerza, toda la mierda, todo el sabor, todos los fracasos en una frase o en una palabra. Sabía que sólo así podría apagar el pasado. Sabría que sólo así podría olvidarse de todo aquello, de todos aquellos, de todos aquellas otras almas que empañaban la suya. Sabía que sólo así irían muriendo, pasando de moda, dejarían de sonar en la banda sonora de su vida intermitentemente hasta desaparecer, hasta evaporarse, hasta olvidar que algún día habían existido. Perdiendo por el camino un poquito de su esencia, un poquito de esa sonrisa, un poquito de ese lunar, un poquito de esa voz, un poquito de ese amor que ya al empezar tenía dos telediarios. Pero sólo un poco, una muy pequeña esencia de los sentidos, de los sentimientos pasados, una muy pequeña esencia de lo que un día tuvo y ahora no tiene, de lo que un día deseó tener y nunca consiguió. Sabía, mucho antes incluso de proponerse esta misión, que sería la más importante de su vida, que jamás dejaría de hacerlo. Que haciendo eco, uso, acopio de la música y la literatura pasaría media vida enterrando en ellos a sus otros pasajeros, a sus otros compañeros. Compañeros y compañeras de desgracias y amores precoces. Compañeras y compañeros de dolores exagerados, de heridas sangrantes, de sexo lleno de culpabilidad. Amigos que no fueron tales amigos. Amigas que tuvo que dejar de querer, forzándose a ello. Cuerpos desmadejados. Calcetines desparejados. Electrodomésticos que podían latir. Intensidades de una noche, de dos semanas o de seis meses. Amores platónicos de un año, de dos o de toda una vida. Pieles suaves. Humedades ardientes. Colchones. Cafés. Lágrimas. Promesas. Y todo mentira. Todo mentira. Su mayor misión era enterrar la gran mentira de su vida. Cada una de sus mentiras. Para poder seguir viviendo otras diferentes aunque igual de falsas, igual de plastificadas, igual de perecederas hasta encontrar las de verdad, las que nunca se marchan, las que se quedan siempre, pase lo que pase, hagamos lo que hagamos.


1 comentario:

Antonelia dijo...

Me encantó el texto.
Lo escribiste vos?
Muy buen blog.
Te dejo un saludo.