
Soy un castillo de dudas que se construye entre nubes de angustia, el viento que se levanta en el lugar donde pierdes el sueño. Y te pedí a ti que alejases las armas, las cuchillas con las que delineamos el pasado, las manecillas que por instinto se clavan aquí, en mi pecho, las flechas que se disparan solas, hacia el centro, las costuras que se enredan en mi piel de cobarde, cerrando mi sexo, practicándole la ablación al tiempo, al poco que me queda. Te pedí a ti, te pido a ti, cobarde de arena, cobarde entre los cobardes, que soluciones esto que me has hecho, que recojas esa puta cuchilla con la que me cortaste y apuñalaste el clítoris y el corazón para recortar ese miembro flácido que cuelga entre tus piernas y que flota dentro de tu cerebro. Y luego quiero que la tires, lejos. Que la entierres, más lejos aún. Y que te comas tu polla a mordiscos, que la mastiques y que te cueste tragarla, quiero que se atasque a medio camino en tu garganta y que no puedas soportar las arcadas y te abras a vómitos y te ahogues en ese estado. Y después, cobarde entre los cobardes, quiero que llames a tus amigos de miembros flácidos y que les obligues a retirar sus sexos de mi interior (porque todavía siguen aquí) y quiero, quiero que se los coman también, que los mastiquen eternamente. Quiero, cobarde de mierda, que vuelvas aquí, que te arrodilles delante de mí para que pueda patearte la cara y las costillas y los riñones hasta que me quede completamente a gusto para que tú jamás vuelvas a ser capaz de tocar a nadie, para que tú te sientas eternamente solo, para que tú, cuchilla de acero, no puedas soportar el tacto de otras manos sobre tu piel, para que tú sientas, no todo lo que yo sentí, si no todo lo que sentí después de que toda la arena cayese al suelo. No quiero que sientas tus actos, quiero que sientas las consecuencias de tus actos. Y quiero que las sufras. Y que las sufras más que yo.
3 comentarios:
Empieza a gustarme como escribes.
Y a mí no me gustan los anónimos.
Acabo de explicarte en persona por qué soy anónimo. Eso debería bastar.
Pero me pensaré lo otro.
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