
Me da miedo cogerlo en brazos, parece que se va a romper, se ve tan pequeño, tan desvalido, parece que la cabeza se le va a descolgar del cuello y no quiero tener un hijo sin cabeza, así que prefiero no cogerlo y mirarlo mientras duerme en la cuna. Pero para mi sorpresa el bebé empieza a gatear, la gente que hay en la habitación no parece extrañarse, pero yo entro en pánico. Ellos me tranquilizan “No pasa nada” dicen “Es normal” yo decido hacerles caso, no puedo hacer otra cosa. De repente mi bebé empieza a crecer a doble velocidad. Yo me pongo a llorar, eso ya no es normal, no me importa lo que me digan las personas de la habitación, aunque siguen insistiendo en que me tranquilice. El niño aparenta ahora tener un año y cuatro meses. Yo no entiendo nada. O quizás lo entienda todo.
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