31.1.09

- (III)


Óyeme. Más allá de esta luna color rojo sangre está tu destino;
Y cada vez te alejas más de él aplicándole la teoría del absurdo.
Hay magia, te prometo que la hay. Y no sólo tus víctimas te
deparan un lugar seguro. El camino empieza entre tus piernas:
cambia premio por castigo hasta que la memoria se borre en la
cabeza de esas mujeres, muta el dolor por placer y lame las
cuencas de sus ojos llevándote en tu lengua la sal y el sonido.
Y mastúrbate salvajemente: clava uno tres cuatro dedos
en tu sexo o el puño entero me da igual pero que te duela,
que la carne se desgarre. Tu destino está marcado muy lejos
de aquí y primero has de matar el pecado la soberbia y el
orgullo con tus propias manos. O mejor que sean otras las
que te sometan a ello. Que sean ellas. Carne de tu carne.
Incesto vomitivo. Déjalas hacer. [No te muevas. Te digo
que no te muevas. Más adentro. Empuja más. Con fuerza]
Y así volverás a nacer. [Manos infantiles torturan tu cuerpo]
Y formarás parte de ellas. Y junto a ellas decidirás /tal vez/
Más tarde/ matar a otra parte de vosotras.

- Os gusta demasiado la sangre.

No hay comentarios: