28.1.09

- (II)


Volvió suplicando que aquel fatídico día en el que todo se rompió desapareciese de una vez de la mente de todas aquellas personas. Suplicó rodeada de gente que ya no le resultaba conocida, asombrada por toda la muchedumbre gris que la envolvía y suplicó y suplicó y suplicó. Y ... valientemente se situó en el centro de la masa uniforme deseando crecer, aumentar en tamaño hasta tocar el cielo y pisarlos a todos. “Depende de que me lo crea” pensó “Debo dejar que esta pequeña sensación me invada por entero” No quería ser eternamente ese pequeño hierbajo que por falta de agua no crece apenas más de un palmo de lo que debería hacerlo. Quería imponerse, comerse la seta de Alicia en el País de las Maravillas y controlar, por fin, su entorno. Pero sabía que en la vida real no existían las soluciones fáciles, que no podía pretender encontrar una fórmula mágica que la propulsase al instante a lo más alto, debía trabajarlo, ganárselo y resurgir, al fin, de sus propias cenizas. En otras ocasiones hubo frágiles intentos, pero siempre, por absurdos motivos volvía a su estado habitual y su tamaño disminuía considerablemente hasta volverla más pequeña todavía. La verdad es que ya había estado muy cerca de desaparecer entre la tierra; unas veces por exceso de agua que la ahogaba y otras veces por ausencia de ésta. El principal problema era que nunca estaba contenta con nada y no sabía apreciar sus logros, y en lugar de agarrarse con fuerza a ellos se ataba a desgracias o lágrimas. Gran error, pero ella era consciente, aunque aún así se sentía incapaz de hacer algo útil por sí misma. Las pocas veces que alcanzó aquello que llaman felicidad fue a través de otras personas, se alegraba de las oposiciones aprobadas de un amigo, del trabajo que conseguía su tío, de los logros de su pareja... pero nunca lo hacía por nada suyo. Gran error, pero ella era consciente, aunque se sentía incapaz de salir de dónde estaba metida. Todo era más cómodo en su mundo irreal, en su mundo de novela intimista aunque también mucho más doloroso y cruel. La gente la juzgaba erróneamente, no la comprendían, pensaban “Es una exagerada” No eran capaces de ver que ese dolor, esa rabia, esa lástima... no era fingida. Lo sentía de verdad, lo sufría de verdad, aunque, y en esto tenían razón, dependía de ella luchar contra eso. Pero... ¿Puede alguien luchar contra su manera de percibir el mundo? Y en el caso de que sea posible... ¿No es demasiado complicado? Ella lo sabía y lo sabe, sabe que es lo más difícil, lo que más le costará alcanzar, como si fuese un objetivo rodeado de niebla y oscuridad que brilla demasiado lejos, demasiado lejos de su situación. Pero también sabía y sabe que no aguantará mucho más tiempo en su estado, que no es la vida que desea, ni la que merece. No me atrevo a decir que este vaya a ser el intento definitivo... porque siempre me hago falsas ilusiones y me creo falsas esperanzas para volver al final al punto de inicio. Pero creo que de todas las veces, es en la que más ha pensado en ello. Permitiendo incluso a una persona más hablar de esto con ella, cuando en otras circunstancias le hubiese contestado un: “Cállate. No tienes derecho a hablarme de esto. Haré como que no conoces esta parte de mí” Y esto... ya la ha llevado a crecer un centímetro más.

Muchas gracias, nena, muchas gracias.

Aunque ya sé que no he sabido demostrarte lo agradecida que estoy.


[Followed the waves - Melissa Auf Der Maur]

2 comentarios:

Kinder dijo...

comentame!!
^^


besitooos

MujeresLibres dijo...

¿Sabes que ocurre?

Que esas personas són dificílisimas de encontrar. No todo el mundo sabe leer entre líneas, ni convertir los silencios en palabras, ni usar a éstas a modo de pinzas para agarrar poquito a poco lo que te colapsa el co.razón para aliviarlo. En el fondo les importa el dolor ajeno, les importa una mierda, y el sufrimiento sincero, por muy hondo, largo y negro, lo etiquetan de victimismo.

Todos merecemos, antes de ser juzgados, intentar ser comprendidos.

Me encantó, y me sentí muy adentro de cada frase.

Un fuerte abrazo :)