3.3.08

El otro lado de mí


Ahora ni unas caladas a un cigarro me consuelan, ni el sexo fugaz, ni un café eterno con un amigo, ninguna de ese millón de pequeñas cosas que conseguían ponerme de buen humor lo hacen.

El infinito se enmaraña y juega con mi melena, susurrándome cosas dulces al oído cada vez que puede, mientras que el cálido aroma que desprendía mi corazón sale de mi pecho para instalarse en el de cualquier otro idiota, que como yo, un día quiso enamorarse del mundo.
Ahora sólo quiero abrir mis manos avariciosas y absorberlo todo, absolutamente todo, incluso lo que no es mío... quiero probarlo todo, tocarlo todo y guardarlo muy dentro para que nunca se escape de mí.
Quiero hacer daño antes de que me lo hagan, quiero ser la mala amiga, la mala novia, la mala hija, la mala persona, quiero serla una y otra vez, hasta que alguien o algo me salve.

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