
¡Señor! cuando se hielan los prados;
Cuando en las aldeas asoladas
Se han callado los ángeles...
sobre la naturaleza defoliada
haz que desciendan de los cielos,
los deliciosos, los queridos cuervos
Extraño ejército de severos gritos
los vientos fríos atacan vuestros nidos
a lo largo de los caminos amarillos
en los caminos viejos
¡calvarios! en las fosas y trincheras
¡dispersaros! ¡juntaros!
Arthur Rimbaud
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